miércoles, 12 de mayo de 2021

AMIGOS Y AMANTES

 


Amigos y amantes
Iris Murdoch


    En ocasiones, una obra tiene entidad no por ella misma sino por su autora. Y este es el caso. Iba a decir "lamentablemente" pero no lo siento así. Después de leer El mar, el mar me hice muchas ilusiones con esta novela, que adquirí en navidades de este año pasado, y eso siempre crea una serie de expectativas que alteran la percepción de la lectura. 
    Esta es una buena novela, en ocasiones muy buena, que despliega el conocimiento que esta autora tiene sobre el ser humano y sus relaciones. Se desliza por los vericuetos de ciertas anormalidades del trato social y familiar, muy típicos de la novela norteamericana y se da el gusto de penetrar en la imaginería del amor corrompido, que resulta gracioso e irónico, a la vez. Es un cuadro de irresponsabilidades individuales que llaman la atención por su naturalidad, pero también es un conjunto de sinceridades que bien podrían ser adjudicadas a nosotros mismos, en determinados momentos de nuestra vida. 
    He utilizado la palabra "vericuetos" con conocimiento de causa. Si profundizamos en ciertas situaciones individuales podemos descubrir facetas de nuestra personalidad nuevas. Eso no es mucho decir. No obstante, el descubrimiento de lo que podemos pensar o ver en los demás, a través de nuestro propio prisma, es mucho más efectivo si somos capaces de plasmarlo en palabras concretas, hechos concretos. Los personajes de Murdoch se salen de lo normal, se caricaturizan en ocasiones, se vuelven deformaciones de otros tipos literarios y alteran sus modos de contarse, de amarse, de observarse.
    En esta escritora todo es humanidad: desde las figuras animales que juegan un papel de apoyo y conciencia de los seres humanos, hasta la visualización del mar o de la naturaleza, a la que pertenecemos y que, para bien o para mal, nos conmueve y nos minimiza. 
    El lector puede sentirse perfectamente vinculado a los sentimientos que surgen de diálogos, a veces, imposibles, de situaciones morbosas, de engaños, perfidias y medias mentiras que acaban siendo ridiculeces prescindibles. 
    Es una obra que remite a un universo literario particular, con todo lo que eso conlleva, y que puede servir de aperitivo para seguir leyéndola con mayor interés. Iris Murdoch es siempre una buena elección, aunque reconozco que esta no es la mejor de sus novelas, en mi opinión. Sin embargo, y como dije al final, hay algo en una gran escritora que permanece y que, lógicamente, resulta interesante y provoca emoción. Por eso es por lo que hay que leerla.
Un abrazo. 

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