sábado, 18 de julio de 2020

EL CORSARIO NEGRO

EL CORSARIO NEGRO (Akal Clásicos de la Literatura nº 12) eBook ...

El corsario negro
Emilio Salgari


     Los clásicos lo son por algo. Emilio Salgari no vivió muy bien a costa de la literatura, pero causó un importante impacto en gran número de lectores, tal vez ávidos de nuevos mundos, de paisajes desconocidos, del exotismo de tierras y aventuras lejanas. Este tipo de obras pertenece a un subgénero que no descansa jamás, y que convoca a despertar las mentes, a disfrutar con el riesgo, con la naturaleza salvaje, la pasión de los hombres en sus más nobles sentimientos y sus más pequeñas bajezas.
     Leer a Salgari, a Stevenson, a London, es un ejercicio maravilloso de regresión a mi adolescencia, donde mi afición por la lectura creció a la sombra de los robinsones, los capitanes de navío, los piratas bondadosos, los tesoros perdidos, las aventuras de Julio Verne. 
     Hoy, al releer estos textos, uno se da cuenta de la cantidad de tópicos en los que incurre, del estilo predecible, de los lugares comunes, y sonríe al comprobar la inocencia que subyace en este tipo de lecturas: la búsqueda de un ser original del hombre, que está más allá de toda civilización o cultura, que busca la amplitud del espacio, la libertad más absoluta. También, son remarcables los datos que proporciona el escritor, preocupado de documentarse correctamente, la descripción de los paisajes, la fauna y la flora, los hechos del mar, los seres que lo habitan y las costumbres de la marinería.
     Son lecturas que transportan a mundos y formas que ya no existen, porque han desaparecido en la línea del tiempo. También son gentes que no volverán, donde no había buenos y malos sino honores, nobleza y deseos de enfrentarse a la verdad de los hechos, a la realidad de la codicia ajena, a las necesidades de venganza propias, al buen nombre de una espada.
     Salgari es universal porque llega a todos los corazones. Aún conservo ejemplares en versión cómic de las aventuras de Sandokan, probablemente su personaje más popular, y retengo en la memoria algunos momentos leyendo esas viñetas. Eran tiempos increíbles, donde tenía más importancia la imaginación que los fríos sucesos de lo cotidiano. Hoy, en el siglo XXI, al leer a Salgari, he descubierto que ese sentimiento de libertad aún subyace en mí, que el mar, la alta montaña, la naturaleza, el mundo frente al hombre desnudo y solitario, me siguen atrayendo y que soy el mismo que siempre fui.
     Por eso, los mundos de la novela de aventuras crean lectores para siempre, lectores que nunca mueren y que viven, constantemente, vagando. Es la emoción de leer.
Un abrazo.

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