domingo, 25 de abril de 2021

El general del ejercito muerto

         


El general del ejército muerto
Ismael Kadaré


        Los países que no forman parte del espacio imaginario colectivo de la cultura occidental son grandes desconocidos. Las vidas transcurridas en esos lugares, como la Albania que nos describe Kadaré, pueden ser protagonistas de la historia, pero nunca lo serán en el papel sino en la memoria vívida de los que estuvieron allí. Normalmente, en el mundo de la literatura son los muertos los que sobrepasan la línea de la irracionalidad humana, despojados de los grandes vicios del hombre durante su devenir cotidiano. Y es en ellos donde este autor busca la historia, la unamuniana visión, también se podría decir alfonsina, de las relaciones del individuo con el tiempo.
        Algo más interesante, pero menos activa que la fábula del soldado Ryan, esta trama, lenta y previsible en los inicios y acelerada, después, nos acerca a los silenciados, a los violados, a los que no son, pero estuvieron, a los arrinconados por la ambición desmedida de los hechos. Cuando la literatura se ocupa de los vacíos llega al corazón. Lo hace desde la miseria moral, el abandono y el olvido porque, más allá de lo evidente, sigue quedando vida allí donde parece que el desierto se lo ha llevado todo. Siempre hay vida, aunque no se vea.
        Es esta una novela de evidencias que descubre corazones derrumbados, amores deformados, pasiones equivocadas, secretos que no lo son. Un país encendido que representa el rescoldo de la memoria. A veces, la historia permanece y aflora donde uno menos se lo espera. Despierta cuando la creímos dormida y nos despierta, a su vez, de nuestro letargo de la autocomplacencia. Los pueblos oprimidos no ahogan las conciencias de los que, alguna vez, padecieron a flor de piel.
        Kadaré reconstruye lo que nunca se debió apagar, enterrar. Hoy, al mirar a Siria, al Libano, a los olvidados pueblos de África, encontramos la contradicción de un relato compartido que se antoja una anti-cultura, puesto que nos aleja de una verdad necesaria: existe la muerte, el desamor, el desamparo, el abandono del que somos partícipes, aunque miremos a otro lado. Somos ciudadanos del mundo, siempre podremos hacer algo. La memoria es el principio de la disolución de los errores anteriores. El principio de la disolución del mundo conocido.
Un abrazo. 






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