miércoles, 30 de septiembre de 2020

ENSAYO SOBRE LA CEGUERA

 



Ensayo sobre la ceguera
José Saramago


     Cada vez que leo algo de Saramago es mejor que lo anterior. Ya hicimos en este blog una reseña sobre La caverna, que me impresionó profundamente, por su manera de llegar al corazón de una verdad intrínseca y siempre humana. Pero esta novela, más impactante y agresiva aún, reflexiona sobra la candidez peligrosa de las personas, la misma que nos hace padecer la ceguera que, según el autor, padecemos indefectiblemente. 
     Resulta sorprendente lo bien que encaja esta obra con la pandemia que estamos padeciendo. No la pandemia de ningún virus, sino la de los extremismos, las exacerbaciones de la posición inamovible, la rigidez, el reaccionismo y, por encima de todo, la idiotez y la ignorancia. Saramago nos dice que somos ciegos: "somos", porque aunque no use esta forma verbal, es lo que realmente quiere decir. La ceguera afecta directamente a nuestra falta de información, a la forma en que el bombardeo de datos no sirve sino para atrincherarnos en nuestra propia ignorancia. La realidad es la de ciegos y videntes: negacionistas y borregos, como he leído en algún artículo. Y no hay más que hablar. Esto nos lleva al reduccionismo más absurdo. 
     Los hombres se fagocitan unos a otros, también intelectualmente, anulando sus personalidades, las oportunidades para opinar, para hacerse valer frente a los demás, para erigirse en individuos frente a la masa. Es la fuerza del imbécil sobre el sentido común, como bien describió William Golding. Saramago nos describe un escenario apocalíptico que, llevado a su último extremo, supone una deformación, amenazadoramente lógica por otra parte, de una realidad que estamos viviendo en estos momentos. Porque existen numerosas razones para creer que la supervivencia está cargada de irracionalidad, y no de la que expresan los animales en su entorno (cuyo comportamiento es, realmente, racional si tenemos en cuenta su modo de vida), sino de ese tipo de sinrazón que hace que una idea, un pensamiento, por bien construido que parezca, nos pueda llevar al desastre. Y esto existe en cada gesto que hacemos, a diario, o cada vez que reculamos ante nuestros principios. También ocurre cuando defendemos, sin espíritu crítico, aquello en lo que pensamos, olvidando que la vida de los demás es importante y que nos afecta, directa o indirectamente.
     Sin embargo, la apocalipsis de Saramago, en determinados pasajes, recuerda, sin querer (o tal vez queriendo), escenas ya vividas en tiempos pasados, en países conocidos, en situaciones lamentables. Los pasajes vacíos, grises, fríos, sanguinolentos, de un estadio utilizado como campo de exterminio, las calles impracticables tras un bombardeo, los saqueos de centros comerciales, las muertes que no tienen nombre ni explicación, los animales que se alimentan de los cadáveres o las casas, antaño hogares, transformadas en refugios de última hora, inestables y trémulos. No es una película de zombis, es un repertorio de lugares comunes de la historia contemporánea.
     Lo que consigue este gran escritor, por encima de todo, es la transmisión de los miedos de los personajes. También el modo en que transforma a buenos ciudadanos en luchadores, en asesinos, en seres depravados. La falta de comida no consigue acelerar el corazón del lector tanto como la violación de los cuerpos, la suciedad invasiva (que recuerdan a Süskind) que parece saltar de la página a la nariz, o los restos desguazados de la ciudad, como símbolo de un mundo derrumbado sobre sí mismo.
     Ensayo sobre la ceguera enseña de nosotros muchos más de lo que cuenta. Es una obra perfectamente construida, estupendamente dirigida (a veces aparece intencionadamente el autor, haciendo saltar la ficción al plano de la conversación) y que fluye dinámicamente. Supone un placer para el lector, pero también un episodio valorable de ideas y experiencias. Indispensable.
Un abrazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MIENTRAS AGONIZO

  Mientras agonizo William Faulkner          Cada vez que encuentro una obra de Faulkner en cualquier tienda de segunda mano, mercadillo, o...