viernes, 5 de junio de 2020

EL MUNDO DEL EXCESO


Exceso de información? - Tank Lankenau - Medium






El mundo del exceso


     Los seres humanos somos muy dados a expresarnos con facilidad (algunos más que otros), a soltar por la boca lo primero que nos quema en el pecho, a decir lo que pensamos, a esputar como burbujas las palabras, y eso deja una huella. Todo lo que hacemos, como bien explica la física, tiene sus repercusiones. Hollamos la mente de los demás, los espacios de comunicación y las ideas, provocando ruido. Es curioso, pero en toda comunicación se produce ruido, como indican Shannon y Weaver. La única manera de combatirlo es con redundancia, se nos dice. O sea, que deberíamos ser pesados y repetitivos, lanzar una y otra vez el mismo mensaje para que la contaminación sonora o ideológica no apague nuestra vela.
     Sin embargo, hay quien sigue esta teoría al pie de la letra y se dedica a escribir estupideces en redes sociales o a publicar ideas absurdas, y peligrosas, con desafuero, con saña, como para impedir que otros le callen. Esta manera de actuar es muy propia de quien tiene pensamientos violentos: violento con el que no comprende lo que quiere decir, o quien no le apoya, violento con quien desprecia su ideología o con quien piensa que hay otras opciones mejores. En definitiva, violento con la diferencia. También existe quien cree que este mantra de la diversidad es bueno para colar axiomas frentistas, o absolutistas, populistas o cualquier "ista" que dañe la convivencia. 
     Veo en el ciberespacio, sobre todo en facebook, pero podría nombrar otros entornos, por supuesto, a gente que se desgañita para desacreditar lo que cree malo, a falsos intelectuales que ponen en boca de otros lo que ellos mismos no saben masticar, a individuos que deslizan palabras lacias, intentando parecer lo que no son, y a salvadores del mundo que invaden las comunicaciones con frases hechas, manidas, edulcoradas hasta el hartazgo. ¿Para qué? ¿Para corroborar, frente a los demás, que no se está solo, que no ha naufragado tu empresa existencial, que el mundo puede contar contigo?
     Parecen, más bien, mensajes en una botella, lanzados al mar de la ignorancia, para que alguien los recoja y recibir, así, unas migas de admiración. El patetismo de estos comportamientos no sería importante, de no tratarse de una (esta sí) verdadera pandemia, puesto que anula la posibilidad de que se puedan hacer aportaciones inteligentes a la comunicación de los interesados. Si formamos parte de las redes sociales lo es para escuchar y que te escuchen, pero siempre que tengamos algo que decir. Hablar por hablar es tontería. 
     Nunca me gustaron las redes sociales, la verdad. Es la primera vez en la historia de la humanidad que el hombre puede conectarse a nivel mundial y con tanta rapidez y facilidad. Es asombroso. Y, por tanto, resulta más asombrosa su estupidez, la manera en que la basura lingüística va invadiendo y añadiendo escombros al camino. Puede sonar clasista, pedante, pero a veces es preferible escuchar y aprender. Eso también es una manera de comunicación. Cuando damos a un "me gusta", un like, o como se llame, también estamos ejerciendo nuestro derecho a ser escuchados. Porque participamos de ideas que conectan con nosotros, o con eventos o con circunstancias o personas. No tenemos por qué lanzar verborrea innecesaria, o palabras vacías o ideas huecas, que no hacen falta, que estorban la buena circulación.
     Las palabras, como las acciones, son, también, nuestra responsabilidad y debemos usarlas con mesura y acierto. Tenemos derecho a equivocarnos, claro, pero no creo que lo tengamos a contaminar. Porque, aunque no lo creamos, una de las grandes maneras de contaminación de la humanidad se produce en un abecedario.
Un abrazo.

1 comentario:

  1. La palabra es importante, muy importante, por escrito y hablada. Ahora está de moda esto de las pandemias...y sí, en las redes sociales es una auténtica pandemia el uso de palabras vacías y mensajes inútiles para llamar la atención. Como muchas veces el objetivo se consigue aún a pesar de no aportar nada, o lo que es peor, aportar aún más confusión, pues entonces hay retroalimentación y la pandemia sigue vigente.

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