sábado, 11 de abril de 2020

Mapa de una lectura


A vueltas con la lectura… - Universidad de padres


¿Qué es leer?
¿Cómo afrontamos el acto de abrir un libro, o encender un e-book o un móvil para descifrar el mensaje en la botella?

     Después de muchas investigaciones infructuosas, se ha llegado a una solución de consenso: leer es un compromiso entre reconocer visualmente grafías, asociarlas a signos lingüísticos (sencillos y complejos) que tienen asignados significados, según contexto, y establecer un muro semántico que se construye a partir de los diferentes bloques y signos que hemos ido viendo. 

     Hay una cierta linealidad inevitable en el proceso pero, en realidad, se trata de un acto interactivo donde, como se ha demostrado también, la mente juega un papel fundamental. Parece ser que nuestro cerebro almacena experiencias de lectura anteriores y aprende de ellas. Por eso los modelos neuronales de la inteligencia artificial tratan de copiar este comportamiento y los ordenadores mejoran con sus propias experiencias y conocimientos. Nuestro cerebro, como máquina fabulosa que es, nos ayuda a entender el texto y las palabras en su globalidad, dándole sentido lingüístico al cuerpo del mensaje como tal, no como suma de meras expresiones aisladas. 

     Por tanto, tenemos competencia textual, dado que somos competentes lingüisticamente, y eso significa que, aunque no conozcamos una palabra, o aunque la hayamos leído de pasada e incompletamente (sin mirar todas y cada una de sus grafías), entendemos la totalidad de la oración y el significado de la misma en su contexto.

     Conforme el lector se va perfeccionando en su oficio, es capaz de anticipar elementos de la lectura con mayor rapidez y precisión. Y eso redunda en una mayor velocidad de la misma, sin que se pierdan aspectos o matices importantes de la descodificación del mensaje. 

     Entonces, ¿qué podemos hacer para mejorar nuestro hábito, comportamiento y habilidad lectoras? Para empezar, evidentemente, leer mucho y bien. Es decir, se trata de seleccionar correctamente lo que leemos y aplicarnos a ello con gusto, viviendo la experiencia, interiorizándola, para que no quede en un simple acto reflejo. Aún así, incluso los actos reflejos dejan huella en la memoria cerebral, por lo que leer es, en sí, ya un entrenamiento muy importante.

     Por otro lado, si actuamos conscientemente en el acto de la lectura es porque tenemos un objetivo, que puede ser: disfrutar, aprender, divertirnos, saciar la curiosidad o cualquier otro. Deberíamos, entonces, seguir una serie de pautas, que nos pueden ayudar:

1- Si tenemos información sobre la lectura que vamos a emprender, debemos intentar captar una serie de temas clave que, después, iremos corroborando en el transcurso de la lectura. Esto nos hará tener un conocimiento previo que nos familiarizará con el sentido de la misma.

2- Debemos fijar un objetivo de nuestra lectura: ¿nos llama la atención este libro en particular, lo vamos a leer porque es famoso y conocido, porque lo ha recomendado una amiga, porque no he encontrado otro mejor o por qué?

3- Si abordamos un reto o un desafío lector es porque queremos adentrarnos en un mundo desconocido que, indefectiblemente, nos parece complejo o distante inicialmente. En este blog proponemos ciertos desafíos lectores y la pauta para afrontarlos es, por supuesto, tener voluntad de hacerlo, proponernos un objetivo y seguir unos pequeños trucos. Como, por ejemplo, no detenernos en la lectura si no sabemos a quien pertenece la voz que narra; esto suele suceder, porque el perspectivismo nos puede hacer perder el hilo de la cuestión, pero solo lo hace temporalmente. En cualquier caso hay que seguir leyendo, la propia lectura nos devolverá al referente conocido y recuperaremos el sentido de lo leído, encauzándonos de nuevo.
Además, si la lectura contiene un vocabulario o un estilo muy barrocos, muy recargado (pienso en Miguel Ángel Asturias o en José Lezama Lima, por ejemplo), no hay que agobiarse, sino que se pretende el disfrute del lenguaje en su sonoridad. Esto significa que, aunque busquemos algunas palabras en el diccionario, será imposible hacerlo una por una o entender lo que estas significan en el contexto de una alegoría compleja o un conjunto de metáforas. Es mejor entender el contexto y la significación en el sentido poético de la forma de las palabras, que han de interiorizarse como una experiencia fenomenológica. Me explico: imagínate que contemplas una obra de arte, un cuadro por ejemplo, no haría falta que nadie te detallara nada sobre el autor, el estilo, los materiales, los colores, etc., puesto que lo único que te hace falta, en ese instante, es tu mirada, observar detenidamente, experimentar qué ves y cómo lo interpretas con los conocimientos de que dispones, sean muchos o ninguno, porque la experiencia del fenómeno de la observación del arte o la contemplación (la fenomenología del receptor) es ya, en sí, un conocimiento.

Por tanto, y resumidamente, las lecturas se pueden abordar de modo lineal, intentando atrapar hasta el más último significado recóndito del constructo textual. O bien, se pueden abordar desde el sentido global de una experiencia de la que se va aprendiendo conforme se vive, teniendo un objetivo e intentando resumir las claves y los temas que se nos ofrecen en la misma. 

Hay que recordar que, pase lo que pase, las lecturas no se agotan en sí mismas sino que, conforme pasa el tiempo y vamos evolucionando, ciertos libros se hacen interesantes de leer en segundas y hasta terceras ocasiones, puesto que esto permitirá desentrañar otros sentidos y significados que encierran y que, ineludiblemente, se pierden en el acto de una lectura única, puesto que son inabarcables.

Del mismo modo que las personas no podemos ser desentrañadas en solo una reunión de media hora para tomar café, o en una relación de supuesta amistad de diez años, o en una convivencia matrimonial de veinte, ya que el hombre, como los libros, somos insondables, ilimitados (o deberíamos serlo).

Un abrazo.

2 comentarios:

  1. Muy buen artículo. Te animo a escribir una reflexión sobre la diferencia de la lectura comprensiva en un libro de papel y un ebook o texto digital. En mi caso me cuesta más retener la información en un contexto digital.

    ResponderEliminar

MIENTRAS AGONIZO

  Mientras agonizo William Faulkner          Cada vez que encuentro una obra de Faulkner en cualquier tienda de segunda mano, mercadillo, o...