LA HISTORIA DEL SEÑOR SOMMER

La historia del señor Sommer

de Patrick Süskind

     ¿Y por qué elijo este cuento, en lugar de El perfume, que sería una recomendación obvia para este autor? Pues porque me parece una puerta de entrada a esa novela de juventud, auténtica obra maestra de la narrativa que, curiosamente, se escribió (si no me fallan los datos) después, pero que te servirá para acceder a un modo de pensamiento, de construcción de los personajes, de temática personal de este autor.

     Es este un cuento muy curioso. Primero, es un cuento, con todo lo que eso conlleva. Es breve, fácil de leer, tiene un argumento sencillo, aparentemente, y un final sorprendente. Además, induce al lector a experimentar una sensación extraña, de apartamiento, que acaba torciendo el gesto, enderezando la sonrisa, endureciendo el rostro.

     Porque el cuento que presento hoy es un texto existencialista, pero también me recuerda al ensayo de Albert Camus, titulado El mito de sísifo, sobre el concepto de la muerte y la reflexión acerca de ello.

     A veces, leemos obras que en nuestro "horizonte de expectativas" encajamos con un tipo de género, dentro de nuestra competencia textual como lectores. Y descubrimos, poco a poco, que algo no encaja en nuestra idea inicial, que la etiqueta no es del todo correcta o que, simplemente, podría ampliarse el concepto para hacer que nuestro libro encaje con el modelo.

     Este es el caso, sin duda. Porque esta pequeña historia es una gran historia, importante para percibir cosas interesantes y para reflexionar sobre la vida, sobre la nuestra y la vida en general. Y este personaje, por peculiar, es increíblemente interesante, que te hace dudar y plantearte qué pasa con los demás cuando creemos que algo pasa. ¿Qué imagen tenemos de los que nos rodean y del propio entorno? ¿Y quiénes somos nosotros para obtener un juicio? ¿Tiene ese juicio algún valor?

     Preguntas que reelaboran una lectura. Pero una recomendación: empezad a leer sin prejuicios, solo con el gusto de saber qué ocurre, nada más, y de ir viviendo los paseos de este Sommer, que parece tan perdido como el propio personaje de El perfume, aunque desde otro punto de vista, sin duda.

Un abrazo.