IVANHOE

Ivanhoe de Walter Scott.

     Existen numerosas páginas web y blogs donde se analizan obras como esta y se diseccionan hasta la extenuación. Nuestra labor no consiste en hacer de vosotros expertos críticos literarios, sino expertos lectores, para lo cual vamos a dar algunas recomendaciones.

1- Walter Scott está encuadrado en la línea del Romanticismo más conservador (hubo uno conservador y otro liberal y en cada país se dio de diferente manera). En el Reino Unido estas luchas de pensamiento ideológico, aplicadas a la obra de arte, no parecieron importar mucho. De hecho, Lord Byron decía que era un tema "continental", como despreciativamente. 

2- Este autor crea el género de novela histórica. Tal cual. Todo lo que viene después sigue, un poco, los patrones más importantes de sus novelas (como en Rob Roy). En España tenemos el caso de El señor de Bembibre, de Enrique Gil y Carrasco, o Los episodios nacionales, de Galdós, aunque con diferencias entre ambos. 

Si queréis aprender algo más técnico os aconsejo leer La novela histórica a finales del siglo XX, de mi profesor José Romera Castillo, donde, además, participan Francisco Gutiérrez Carbajo y Mario García-Paje (este libro está descatalogado, así que buscadlo en Iberlibro.com).

3- El género histórico no implica veracidad histórica, sino encuadre histórico (ver las obras de Posteguillo, por ejemplo) y sentido de la verosimilitud. Esto es muy importante, porque los autores tratan de dar la apariencia de realidad a lo que, como todos sabemos, es ficción.

Así pasa con toda la novelística del realismo del siglo XIX (Dostoievski, Galdós, Valera, Clarín, Stendhal, Zola, etc.), lo que nos indica que hay un pacto de no agresión entre autor y lector: yo te lo cuento como si fuera verdad, y tú te lo crees.

4- La vuelta al entorno medieval en pleno siglo XIX hace olvidar a los individuos los desmanes de la sociedad en que vive, su falta de libertad o la lucha de clases (propia en este tiempo en que aparecen las obras de Marx o las novelas de Dickens, como Hard times, que expresan la vida en la calle y las penurias de quien no tiene qué comer). 

Lo medieval enlaza con valores que se consideran de otro tiempo pero arraigados en la sociedad, en la cultura, y que hacen que el hombre sienta que "todo tiempo pasado fue mejor". 

5- En toda obra de entorno medieval, los principios del buen caballero, la moralidad, el sentido de Estado, de Dios y del hombre son patentes. Recordad eso cuando leáis poesía española del Cancionero del siglo XV, o a Jorge Manrique, o El conde Lucanor, o cualquiera de estas. 

Pero Walter Scott es romántico, luego enlaza con José de Espronceda y su Canción del pirata, o con Don Juan Tenorio. Hay un sentido de la libertad del individuo, que va contra todo lo establecido.

La palabra esencial de este tipo de lectura es "libertad". Sin embargo, al tratarse de un romanticismo conservador, lo cristiano, los valores de la fe y de la caballería, que dan equilibrio al hombre en su mundo, se anteponen al individualismo. Por todo ello, leer a Walter Scott es leer para cumplir el ansia de que la existencia tiene sentido, orden, lógica y el hombre cumple su papel, tiene algo que hacer, tiene algo que decir, un objetivo, un camino que recorrer. 

FINALMENTE:

Leer a Walter Scott es leer novela histórica de aventuras, con todo lo que conlleva: es el horaciano prodesse et delectare, es decir, divertirse haciendo algo de provecho. Una novela que hay que leer en los términos aclarados y disfrutar, imbuyéndose de los valores de una época no tan oscura como se ha querido vender en los libros de historia.