martes, 17 de agosto de 2021

CRÓNICA DE LA CONQUISTA DE GRANADA

 



Crónica de la conquista de Granada
Washington Irving


    Basándose en el cronicón de Fray Antonio Agápida, Washington Irving, un hispanista y fabuloso escritor inglés, reelabora una reconstrucción de lo que fueron los últimos años de la conquista del reino de Granada, por parte de los Reyes Católicos. La enormidad de personajes importantes que rescata de la memoria, así como de los escenarios, es impagable. Los detalles, la revalorización de pueblos como Moclín, con su importante legado histórico, las muchas anécdotas, los elementos de la intrahistoria, son cruciales para establecer un relato apasionante e hipnótico. 
    Irving hace de las fuentes una sólida base para su novelización, llegando a fundir en uno materiales que podrían considerarse narrativos con, otros, documentales. De esta manera, como una moderna serie basada en hechos reales, el libro nos adentra en un mundo maravilloso, desaparecido, pero cuyas tierras, cielos, calles, aún perduran en mi Andalucía cercana. 
    Al ser natural de Almería los pueblos, valles, ríos y sitios que se detallan me resultan familiares y, por esto, doblemente atractivos en el transcurso de la historia. He descubierto miles de cosas que desconocía: como que el Zagal huyó al valle del Andarax, en el curso del río del mismo nombre, o que Boabdil escapó a Almería un tiempo, así como que partió a África desde el puerto de Adra. Son pequeñas cosas pero muy significativas, sobre mi tierra y sobre su memoria.
    El reino de Granada contiene, como el califato de Córdoba o los reinos de Taifas, material infinito que los historiadores van desplegando con motivo de los restos arquitectónicos, el encaje en la historia de Al-Ándalus o el legado lingüístico y folclórico de Andalucía, pero también constituye uno de los eslabones fundamentales para entender el posterior desarrollo geo-político de la nación en que vivimos.
    Así, Irving hace entender al lector que los grandes prohombres árabes eran, ante todo, españoles, que vivían en la tierra de sus familias, que no deseaban volver a sus orígenes africanos, que profesaban la fe y amor en ese espacio vital que habían hecho suyo desde el desembarco de Tarik, en el 711, en la desembocadura del Guadalete.
    La habilidad de Irving para desarrollar una historia con tintes románticos, es envidiable. Se trata de un libro precioso, que adquirí como un turista más en la Alhambra, a la salida del Parador Nacional, donde me alojaba (un antiguo convento restaurado para la actividad comercial). En aquel parador descansaron los restos de los reyes católicos antes de ser trasladados a la capilla real, en el centro de Granada. Su primitivo panteón es digno de ver. 
    Por lo tanto, recomiendo una visita a la Alhambra (no importa cuántas veces se haya visto), un paseo por las calles irregulares del centro de Granada, una compra del libro cual suvenir, y una comida en el restaurante del Parador Nacional, mirando al Generalife. El lote completo.
    Revivir la historia, palmo a palmo, nos llevaría a la alcazaba de Almería, al castillo de Moclín, a la vega de Granada, a los grandes monumentos, a Baza, a Purchena, a los puertos de la costa almeriense, a Málaga, para ir pisando los sitios que Hernando del Pulgar, el gran Capitán o el Marqués de Cádiz reconquistaron para la corona de Castilla y León, que es como decir, a la postre, la corona de España.
    Un libro precioso (no me importa repetirme) que ofrece, como un delicado manjar dulce, las fotos perdidas de nuestro común álbum. Para comérselo. 
Un abrazo. 

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