domingo, 10 de mayo de 2020

Kindle sorpresa

La Lectura De Libros Con Un Libro Electrónico Fotos, Retratos ...



KINDLE SORPRESA


     Nos empeñamos en ser modernos. Nos gusta ser modernos y demostrarlo. Ya no basta con leer lo último de lo último, lo que todo el mundo conoce, para tener algo que decir sobre ello, sino que, también hay que tener gadgets de todo tipo. Sé que hay quienes alardean de poseer bibliotecas en su tablet que multiplican por cien a la mía, que es física y ocupa una habitación entera. Por supuesto, por cálculo estadístico nada más, tengo la certeza de que jamás ese tipo leerá esa cantidad de libros.
     Es curioso que, a pesar de todo ello, la mayor parte de los lectores de libro electrónico, o de formato .pdf, afirman que prefieren el libro de papel de toda la vida. Claro está que si viajas en metro todos los días u ocupas parte de tu tiempo en desplazamientos, el Kindle es un invento fabuloso. Yo tengo uno y tiene varias ventajas: almacenas libros en un solo dispositivo, si tienes uno sencillo, como el mío, no emite luz, por lo que no dañas tu vista y lees igual que en un libro cualquiera y, lo que es más importante, desde el sillón de tu casa puedes ir de compras rápidamente, y descargarte tu nueva adquisición en segundos.
     Sin embargo, desde el punto de vista de las sensaciones, se pierden muchísimas otras cosas con respecto al viejo libro, que ofrece olores, grafismos, tactos...
     Es un debate de besugos lo de si se prefiere el libro físico al libro electrónico, puesto que las letras son, en sí mismas, objetos abstractos que la mente relaciona con ideas, y lo único que necesitamos es un estímulo que despierte las mismas, pero sí me veo obligado a decir un par de cosas al respecto.
     Desde el punto de vista de la belleza del objeto, no hay color. Un libro físico, sobre todo si es de segunda mano, tiene una vida que un libro electrónico no puede poseer, porque es un mecanismo digital que permite acceder a contenidos, y punto. Existe el arte digital, como existe la cocina deconstruida, pero a todo el mundo le gusta el huevo frito y las patatas. Comprensible. Esto implica que, alrededor del libro físico, se aglutinan los recuerdos, los detalles, las firmas de los amigos, las fechas, el coleccionismo, la belleza bibliográfica de lo raro, etc., cuestiones todas que dan valor al objeto mismo, además de a su contenido, por supuesto.
     Desde el punto de vista tecnológico, no puedo concebir un mejor invento que el libro. Como dice Carl Sagan, por el precio de un perrito caliente puedes tener la historia de Roma en el bolsillo. Es un producto, por lo tanto, asequible (siempre existe una versión barata, generalista o de segunda mano, que está al alcance de todo el mundo), manejable y respetable. Y esto lo digo porque el libro tiene una posición social, a nadie disgusta verlo, posee la aceptación de quien te mira y hasta mejora la consideración de quien lo porta. Por otra parte, el papel sobre el que se construye, desde hace muchos años, proviene de plantaciones de árboles al uso, que se han ido utilizando para no dañar el medio ambiente y hacerlo sostenible. Y, lo que es más importante, es un objeto que no consume electricidad, que no necesita batería y que se puede utilizar en cualquier lugar y a cualquier hora, siempre que existe un mínimo de luminosidad alrededor.
     Por todas estas razones, el libro físico es mi preferido aunque, como todo el mundo intuye, el saber sí que ocupa lugar. Habrá que aprovecharse de las opciones y usar la más adecuada a la personalidad de cada uno, y disfrutar...que es lo importante.

Un abrazo.

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