martes, 2 de marzo de 2021

LIBRO-OBJETO

 


Libro-Objeto
Jordi Pla


    Tengo el gusto de reseñar un libro fresco, nuevo y de un autor desconocido para el gran público. Todos estos ingredientes, puestos en boca de una buena crítica, son los ingredientes necesarios para el descubrimiento literario. En este caso, conozco personalmente a Jordi y aunque me parezca un inteligente y curioso profesor de filosofía, joven y con talento, esto no sería suficiente para hablar bien de su Libro-Objeto, que es una pequeña publicación que tuve el gusto de leer a retazos estas semanas.
    Mis lectores ya habrán adivinado que el lapso de tiempo entre artículos en este blog, normalmente, corresponde al tiempo de lectura de una nueva obra. Eso significa que este blog, canónicamente, corresponde al formato del diario de un lector. Sin embargo, en el caso de esta obra, ha sido leída como apoyo, como "objeto de apoyo" (nunca mejor dicho), a las pequeñas pausas entre los volúmenes jugosos y complejos que estoy devorando en el último mes.
    Pero Jordi Pla merece atención y consideración y se la he dado, faltaría más, aunque en el tempo de su escritura, que es fragmentado, breve y sintético. Esto le imprime un ritmo muy rápido a la lectura, de la misma manera que le proporciona una vía de comunicación ágil con el receptor, tal y como postulaban el romancero viejo, el relato moderno o el cuento. No deja de ser Jordi un escritor de ideas veloces, al ritmo de su lectura, espoleado por su abundante cultura personal y su excelente gusto artístico. Una de sus citas, Terry Eagleton (a quien yo admiro profundamente), estudia el canon literario, sus consecuencias y los objetivos de la crítica para establecer un estándar de lectura. El Libro-Objeto, en este sentido, y como dice Eagleton, estaría a medio camino entre el canon conocido (Bolaño, Schwob o cuentistas españoles de gran nivel) y la originalidad propia que rastrilla el suelo, creando su propio espacio de siembra.
    Me he divertido mucho leyendo esta colección, mucho, y, sobre todo, no he perdido el sustento de una buena lectura durante el proceso: aprendizaje, curiosidad, interés por segundas lecturas, intertextualidad, sorpresa. Nada en esta colección me parece puesto a la arbitrariedad de una pluma caliente, sino objetado por la referencia expresa del que sabe lo que dice, arrimado por la juventud impulsiva de una idea motivadora y expresado, formalizado, por un lector bien formado al que le ha llegado su hora de escribir. 
    Jordi es un hombre respetuoso, de diálogo fluido, que sabe escuchar, comprender y apostillar, que sabe, básicamente. Esto queda reflejado, sin lugar a dudas, en este prometedor libro, que escarba en la raíz de la literatura universal y que es español, como ninguno, entendido esto en los márgenes de la lengua española, que también es universal. Ahí podemos ver la contradicción, el deseo, lo cercano, lo trascendente en la cotidianidad, el humor negro, la verbosidad y el terreno de la idea. En ocasiones, es sureño, volátil y, en otras, es frío, reflexivo. La persuasión de su narrativa nos acerca al autor, que son los autores, en realidad, pues los personajes van construyendo, en escasas líneas, el terreno de su contexto vital. Todo en cuatro escasas paredes, sin un gran edificio artístico, a vuela pluma.
    En este sentido, se consigue estar dentro de los límites concedidos al subgénero y, por supuesto, en la línea de flotación de todo lector que se precie, manteniendo el equilibrio justo entre originalidad y horizonte de expectativas.
    Por todo ello y, sobre todo, porque leer algo nuevo de tanta calidad es una satisfacción, crea esperanza en la continuidad de nuestra literatura, abona el sustento artístico de nuestro país y contribuye a ampliar nuestros horizontes personales, recomiendo vivamente su lectura. Por ello y porque, después de haber tenido contacto con el Libro-Objeto, muchos serán los temas de conversación para la próxima tertulia de amigos. Muchos y jugosos.
Un abrazo.

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